La tarde del 25 de noviembre fue la oportunidad que nos brindó el ritmo pastoral para hacer un alto en el camino y orar como comunidad. Un rato ante Jesús para despertar nuestro anhelo de Dios. Un momento sencillo, sí. Pero también cargado de silencio, símbolos y significado para poner nuestras vidas con latido de Adviento en la oración compartida. Gracias a quienes nos regalaron su servicio para que pudiésemos orar con esa hondura y con esa paz.